El asambleísta José Nango, representante de Pastaza, fue el rostro más visible del desacato. Durante su intervención en el Pleno de la Asamblea, no solo respaldó la normativa, sino que cuestionó duramente a la cúpula de su movimiento. «¡Que vayan a expulsar en sus casas!», exclamó, y denunció que hay “dirigentes que no piensan en un país diferente”. Subrayó que él representa a las bases y a su provincia, afectada directamente por la violencia del conflicto armado interno.
Nango también desafió lo simbólico: asistió al debate usando los colores de la wipala, pese a que la dirigencia había prohibido a los “extraviados políticos” utilizar emblemas del movimiento. Además, hizo un llamado público a su compañera Carmen Tiupul, segunda vicepresidenta de la Asamblea, a no ceder ante las amenazas y votar por la ley. Tiupul finalmente lo hizo.
Junto a ellos, también votaron a favor de la ley los legisladores Edmundo Cerda, Manuel Choro, Cecilia Baltazar y Fernando Nantipia. Los seis difundieron en la madrugada del 8 de junio un comunicado conjunto en el que justificaron su decisión como un acto de responsabilidad frente a la crisis de violencia que atraviesa el país.
“Nuestra postura no fue a la ligera. Fue acompañada de un análisis técnico y un compromiso profundo con la vida, la seguridad y los derechos de todos”, señala el documento. Aunque el comunicado no utilizó el logotipo de Pachakutik, incluyó los colores de la wipala como gesto de identidad.
En redes sociales, la asambleísta Cecilia Baltazar explicó su decisión: “Mi voto responde a una garantía del derecho a la vida y a una cultura de paz de hombres y mujeres de Tungurahua y del país”.
Una división expuesta
La ruptura se venía gestando desde que el Consejo Político Nacional de Pachakutik advirtió con expulsar a quienes respaldaran la ley impulsada por el Ejecutivo. Finalmente, seis legisladores se alinearon con la agenda de seguridad del Gobierno, dos votaron en contra y uno no asistió a la sesión.
La intervención de Nango, cargada de simbolismo y emotividad, cerró con una mención a su madre presente en la Asamblea: “Aquí vamos a votar por una ley para que tu hijo salga de la casa y regrese con vida. Tus nietos y tu familia”.
Con este quiebre, Pachakutik pierde el control sobre la mayoría de su bloque parlamentario, mientras el oficialismo suma aliados claves en la aprobación de leyes estratégicas.
La aprobación de la Ley Orgánica de Solidaridad Nacional no solo marcó un momento clave en la lucha contra el crimen organizado en el país, sino que también evidenció una profunda fractura interna en el movimiento Pachakutik. Seis de sus nueve legisladores rompieron filas con la dirigencia nacional y votaron a favor del proyecto del Ejecutivo, desafiando abiertamente las amenazas de expulsión lanzadas por el Consejo Político Nacional.
Fuente: el telégrafo