Todo empezó cuando tenía tres años. Mis papás, hermanos y tíos tenían su grupo de música. Yo empecé jugando con un bombo y luego con una quena y una zampoña.
Mientras mis padres trabajaban, yo me subía al mostrador y, a todo volumen, sacaba las canciones al oído. Nunca olvidaré esos momentos: mi padre, un bello sastre cortador, y mi madre, una dulce costurera, viéndome crecer y soñar con un gran escenario, sin imaginar que algún día lo lograría. Qué orgullo siento de ellos.
Pasaron los años y el único que se mantuvo en el camino de la música fui yo.
Mi adolescencia transcurrió entre paros y manifestaciones. Mientras estudiaba canto y piano, salía a las protestas junto a los míos. Mi piano muchas veces sirvió de escudo, y también de mesa cuando sacaba una hoja y un esfero para escribir lo que veía, lo que vivía, lo que sentía… un país que se desmoronaba sin detenerse.
Allí nacieron mis primeras letras y canciones: “Tierra Libre”, “Carula”, “Sin Opción”, entre otras, y finalmente mi primer disco con Aztra.
Un día decidí contar la historia de mi país y de nuestra gran América Latina. Agarré una mochila y recorrí la mayor cantidad de países posible. En cada pueblo, en cada rostro, encontraba inspiración para dar vida a nuevos discos.
🥺 Nunca pensé que el dolor también se volvería canción. Un Día del Padre, mientras regresábamos de gira, el bus en el que viajábamos se volcó. Perdí la conciencia y, al despertar, me encontré con los cuerpos de mi esposa y de mi hija, que aún estaba en su vientre.
Aquel día morí por primera vez… pero también nació “El Mañana”, una canción que jamás imaginé se convertiría en un himno del rock ecuatoriano.
☀️ Pero la vida y el amor también se transformaron en canción. La llegada de mi hijo #Amaru no solo me devolvió la razón para vivir, sino que dio origen a “Eres”, otro himno que cruzó tantas fronteras que incluso me llevó hasta China.
Podría continuar, pero tal como lo dije ayer, este premio lo recibo lejos de casa, junto a cientos, miles y millones de migrantes de todo el mundo.
La primera vez que vine a USA escuché tantas historias que se volvieron canciones. No hay una sola canción que hable de mí; quizá “Canto” y “Antes” guarden un pedacito de lo que siento: una lluvia de emociones que solo puedo canalizar y dejar fluir haciendo lo que más amo —cantar, llorar, vivir, soñar junto a los míos—.
Hoy celebraré junto a mis hermanos migrantes. Desconectaremos todo para, en formato unplugged, celebrar este reconocimiento que no es mío, sino de ustedes: quienes me inspiraron a crear música que recorra el mundo diciendo verdades, sin callar injusticias, haciendo fuerza desde este lado del arte que solo clama justicia y libertad.
Hoy que mi país se encuentra dividido (¡es tiempo de unidad!) y que nuestra trinchera siempre ha sido el arte, quiero agradecer a mi pueblo, del que vengo orgullosamente; a mis hermanos de Aztra, sin quienes esto no sería posible; a mi compañera, esposa y mánager May, por darle orden a mi vida musical; a mi hijo Amaru, por ser mi vida y mi luz; a mi familia, y sobre todo a mis viejitos Fernando y Rosita, por darme la vida, un don y su apoyo incondicional hasta hoy.
Sé que soñaron con un abogado 😬, pero el corazón y el alma les dieron un músico 🥹. Lo importante, como siempre me dijo mi padre, es que:
“Siempre estaremos orgullosos de nuestros hijos, mientras hagan lo correcto y estén del lado correcto.”
Aquí estoy, junto a mis compatriotas y hermanos migrantes de otras partes del mundo, como uno más, listo para cantar con el alma esta noche. Que retumbe el mundo si es necesario, para que mi país vuelva a mirarse a los ojos, retome el camino de la paz, la igualdad y la reconstrucción de un futuro común.
Un país donde quepamos todos y todas; donde la diferencia sea riqueza, donde la diversidad y la libertad de pensamiento sean el puente.
Juntos, solo juntos, podremos lograrlo.
Con un abrazo de fuego 🔥
Luis Nawel
10/10/2025
New York